Un día decidió que era el momento de visitar otro lugar famoso para la pesca del salmón - la Patagonia. Durante el acercamiento a su destino, mirando desde la ventana del avión, se encontró con algo que jamás imaginó: el borde costero chileno, salpicado con jaulas de salmones…
¡La mera idea de enjaular una criatura tan noble como el salmón… que crimen! ¿Cómo es posible?
No obstante, después de conocer la región, comprender a la gente y su realidad; el concepto de la salmonicultura parecía tener algo de sentido.
Mientras más aprendió sobre la salmonicultura, más descubrió de sus virtudes y las oportunidades que podría brindar.
Ella conseguio trabajo en una empresa salmonicultura, y después de un tiempo decidió que podría poner en práctica su conocimiento de hacer caviar artesanal.
Emprendió IkuraSur en el 2004 y su caviar de salmón y trucha sigue dando gusto a los paladares de sus clientes aficionados y experimentados del ikura en varios países del mundo.